Ubicada en el Casco Histórico de Maldonado, fue construida por Henry Burnett, primer cónsul británico que tuvo el departamento y uno de los pioneros de Punta del Este. Hoy es un museo que merece ser visitado porque, más allá de los cuadros y esculturas que cobija, la casona por sí misma es una obra de arte.
La casa destaca de inmediato. Sólo basta pasar frente a ella, para entender que su historia está en cada una de sus paredes, de sus pisos, de sus techos. Ubicada en el Casco Histórico de Maldonado, a pocas cuadras de la Torre del Vigía y del Cuartel de Dragones, la casona rosada conocida como la Casa Colonial, habla de un Maldonado de hace muchos años, de los pioneros, de los años en que esta tierra era un inmenso descampado.
Fue construida, a mediados del siglo XIX, por Henry Burnett (1845-1927), primer cónsul británico en Maldonado y pionero de la zona, quien plantó cerca de un millón de pinos marítimos para amurallar las costas y fijar las dunas movedizas entre Punta Ballena, Maldonado, Punta del Este y La Barra.
Al comienzo, en la casa funcionó el Consulado Inglés, hasta 1927, cuando murió Burnett. Con un marcado estilo colonial, de robusta arquitectura, posee un atalaya desde donde antiguamente se divisaba la Bahía de Maldonado. La casona, los muros, las verjas de entradas, así como las viejas caballerizas y los torreones, rodean un fantástico jardín con patios, aljibe, azulejos, esculturas y exóticos objetos.
En 1973, fue adquirida por el artista Jorge Páez Vilaró y en ella funcionó el Museo de Arte Americano de Maldonado (MAAM) hasta su cierre definitivo en 2004. Declarada Monumento Histórico Nacional en 1999, la casona y su entorno fueron totalmente recuperados, poniendo en valor cada detalle de su arquitectura y paisaje, pero manteniendo el encanto poético y respetando su espíritu histórico. Ahora, funciona como museo, donde hay varios pabellones de exposición y tiene un escenario en